Imaginar la Internet del futuro

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Actualmente, la Internet nos conecta por medio de servidores que centralizan los accesos. Si deseamos compartir un texto u otro recurso con otra persona, el mensaje generalmente debe ser gestionado por uno de esos servidores. Aunque contamos con conexión a Internet, dado que nuestros equipos se encuentran en redes privadas, la otra persona no puede conectarse con nosotros directamente; para ello, tiene que hacer uso de un servidor intermedio.

No solo se trata de la mediación por medio de servidores. Además, la mayoría de conexiones están altamente concentradas y son controladas por grandes corporaciones. Aun cuando, en el mejor de los casos, los mensajes viajen encriptados, son estos pocos intermediarios los que definen las reglas de la interacción, asignan las llaves de cifrado y priorizan quienes pueden ser vistos más fácilmente.

Tal esquema supondría, al menos, que la Internet sea un lugar seguro, dado que el control está altamente concentrado. En cambio, la Internet se ha convertido en un espacio de vulnerabilidad y riesgo permanente. Comparado con los primeros años, cuando navegar la Internet era una experiencia de descubrimiento y confianza, la de ahora es una mezcla extrema de despojo de la privacidad, el pesado enllavado de los accesos, la interferencia constante de las alertas y la obsesión inducida de estar conectados.

No se pueden negar el sitio central que la Internet tiene en nuestras vidas, la necesidad que tenemos de ella y los beneficios que nos brinda. Es difícil imaginar un mundo sin la información y la comunicación instantánea. Ciertamente, el propósito de asumir una postura crítica frente a la actual Internet no es el sinsentido de añorar un mundo sin tecnología. Más bien se trata de poder imaginar nuevos escenarios que enriquezcan la experiencia humana; y así, poder construir alternativas.

Por eso, me parece importante, asumir el reto de imaginar la Internet del futuro. En mi caso, la concibo con mecanismos que permitan a las personas conectarse y compartir recursos directamente, sin depender de servidores y corporaciones intermediarias. La veo como una experiencia sencilla, donde tengamos la plena decisión de con quienes conectarnos y cómo hacerlo; donde compartir recursos, como una carpeta de documentos, implique un autónomo clic en nuestra computadora, sin necesidad de subirlos a una nube o entregar los permisos a un intermediario.

La Internet del futuro la imagino con mecanismos descentralizados y simples de identificación y autenticación, con llaves generadas y controladas directamente por nosotros. Una Internet que incluya a todas las personas posibles, pero no como consumidores. La aspiro como un universo de espacios y tiempos en los que, en lugar del interminable feed de publicaciones, la red tenga tantos centros como personas y el contenido sea la auténtica experiencia humana.

Feb. 09, 2024